![]() Por Carla María Durán Ugalde El orden natural de las cosas indica que los hijos enterrarán a sus padres y será un dolor inmenso pero soportable puesto que está dentro de lo que es considerado usual. No transgrede ninguna norma, no se contrapone a lo que se espera de un futuro. Quién se queda sin padres es un huérfano, pero ¿cómo se le llama a quien pierde a un hijo? A ese dolor no le hemos puesto un nombre. El escritor norteamericano, Sherwood Anderson (1876-1941), nacido en Camden, Ohio, escribe con una soltura elegante y casual la fragilidad de las personas sencillas. El genio de Sherwood no reside en haber recibido una educación formal muy culta (al contrario, estudió hasta los 14 años y fue soldado), sino en su capacidad para comprender la naturaleza humana. La Plantación de Maíz es uno de sus cuentos en los que su talento retrata la pena de la gente de todos los días. Los señores Hutchenson viven de la tierra. Sus pequeñas y arrugadas figuras trabajan su granja con devoción. Se casaron siendo ya mayores y únicamente tuvieron un hijo, Will. Sucede con Will lo mismo que con la tierra, es objeto de todo cariño, no presumen de él pero tienen mil maneras discretas para expresarse orgullosos. La tierra y Will son lo único que tienen los señores Hutchenson. Una tierra fértil que permite la vida y un joven que va a permanecer en el mundo por más tiempo que ellos. La vida es buena y tranquila, su hijo es querido a dónde va y les escribe con frecuencia, el campo les da para comer. Los días pasan con ternura por las manos arrugadas que se entrelazan. Pero hay un error, pensarlo todo en términos de vida, de futuro y prosperidad lleva a una difícil confrontación con la realidad cuando el porvenir no es el esperado. Sherwood lleva el relato por un camino dulce hasta llegar a un pesar amargo sin alterar en ningún momento las acciones silenciosas que revelan la delicadeza de sus personajes. La Plantación de Maíz es un cuento para el dolor que se carga con suavidad y discreción, para la confrontación silenciosa de la vida con la muerte. Sherwood habla del consuelo que se necesita en una pena que sucede de repente, entre las personas comunes. Su pluma, con un estilo delicado, hace de un hecho terrible y ordinario una ficción bella que encanta a quién lee. Anderson, S. (2001). The Corn Plantating. En R. Gelshenen, & J. Kay , Discovering Fiction. A reader of North American Short Stories. (págs. 28-32). Nueva York: Cambridge University Press.
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Julio 2015
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