por Monserrat Acuña ![]() Albúm: La llamada Artista: Ismael Serrano El día de hoy, a diferencia de las semanas pasadas en las que hemos reseñado libros o películas, dedicamos este espacio al nuevo disco del cantautor español Ismael Serrano: La llamada. La decisión de ofrecer un comentario a este disco no es casual, por el contrario, encuentro imprescindibles los temas que el músico español aborda en su nueva producción sobre todo tomando en cuenta la situación que actualmente asola no únicamente a nuestro país sino al mundo. Dedicarse al arte, ya sea en la academia o a través de la producción artística, no puede ser únicamente un oficio de escritorio, debe ser además una labor social. Ismael Serrano nos refrenda ese papel a través de un disco cuyas letras son coyunturales no sólo a la situación de extrema tensión en México sino en todo el mundo. Frente a la consabida crisis de los modelos económicos, políticos y sociales que imperan en la época contemporánea, el arte insta a cuestionar una vez más las preguntas que replantearon en otro tiempo los moralistas franceses del diecisiete, o las antiguas escuelas filosóficas contemporáneas a la decadencia de Atenas, es decir, aquellas que cuestionan cuál es la vida buena, que reclaman además la política como un modo de hacer un mundo en el que sea posible la convivencia. Pero sobre todo, en épocas en las que la interrupción del sentido nos amenaza, el arte no puede permanecer callado ante la necesidad de reconstruir las preguntas que puedan llevarnos a la otra orilla. Este que es el noveno disco de estudio del músico es, fiel a su costumbre, un canto de esperanza que es capaz de transitar por las peores caretas de la mentira que hay en el poder y en los poderosos, sin olvidarse del amor y la belleza, y sin dejarnos saber, un poco como hacía Camus en su teatro y en sus novelas que, con todo, nada hay en el hombre que no nos haga saber que en él también hay cosas que merecen nuestra admiración por más que algunos merezcan nuestro desprecio. La llamada reclama, como la poesía del Cono Sur, a la alegría como nuestra trinchera definitiva. Y hace un repaso de todas las quimeras del presente que pretenden arrebatarnos la idea de que podemos todavía sembrar una primavera nueva. Pues ante la crisis europea, el panorama desolador en México, las turbulencias en Medio Oriente, la hipocresía norteamericana y los opresores que envenenan lo mismo con la izquierda que con la derecha, frente a las amenazas que recibe la vida, aún nos queda la esperanza del amor, de la Literatura (esa que se escribe iniciando con una mayúscula), de las historias que nos contaron los viejos y la mirada puesta en un nuevo comienzo. El mestizaje musical que hay en La llamada, compuesto desde los sonidos de Irlanda, el bolero, la ranchera y la bachata, nos recuerda que detrás de nuestras ideas y nuestras certezas, también se halla un vasto mundo que aunque a veces es diferente, también es nuestro y también nos invita a cruzar el puente. Se trata de un puente de las ideas, de la búsqueda de un mundo que pueda ser un lugar en el que haya sitio para todos: porque todos, desde sur al norte, y desde un polo hasta el otro, tenemos hambre de encontrarnos con el Otro, y porque a todos nos duele el dolor ajeno siempre y cuando sepamos renunciar voluntariamente a nuestra indiferencia. Asimismo es posible encontrar en esta nueva producción diferentes temáticas. Por ejemplo, las canciones que retoman cuentos folclóricos que son renovados a través de una mirada socialmente consciente, éstas son “Rebelión en Hamelin” y “La casa y el lobo”, pues gracias a ellas enfatiza la conexión con todos lo que integran al pueblo. Igualmente, encontramos letras que nos hablan del cambio que implica a nivel ontológico la inclusión de una nueva vida, de un nuevo corazón que late en otro cuerpo (como bien lo hacen “Ahora que te encuentro” y “Te vi”). Finalmente, están aquellas que le cantan al desamor, como “Absoluto”, “Candombe para olvidar” y, acompañado de la voz de Natalia Lafourcade, “Mi problema”. Ismael Serrano nos recuerda que toda felicidad deja algún damnificado. La llamada de Ismael resuena en todos los horizontes y nos insta a recuperar el asombro ante el fracaso, a indignarnos de los desahucios y el desempleo, a horrorizarnos de la injusticia, pero también a redescubrir la amistad e incluso la inspiración que podemos arrancarle a nuestras causas perdidas. Siempre hay un compromiso social en las letras de Ismael Serrano, una voz que se levanta para convocarnos a no ser cómplices de la maldad y antes bien, enamorarnos de la verdad y la belleza. Todavía es momento para unirnos al grito de los cansados.
1 Comentario
Héctor Alejandro Torres
8/11/2016 01:24:24 am
Hermoso, simplemente hermoso...
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