Por Mitzi Sinai García Soberanes Siguiendo tus pasos pensando en tu obra y entonando la leyenda vuelvo a trazar tu perfil, reconozco tu mano tras de todo pero sólo hallé silencio cuando pregunté por ti Fernando Delgadillo, Primera estrella de la tarde Quetzalcóatl, padre de la quita humanidad: los Macehuales, sol signo 4–movimiento, figura civilizadora de la cultura Mesoamericana, maestro y fundador de la ciudad Tollan (Tula). Dios que se sacrifica a sí mismo con el objetivo de crear vida que habitara la tierra que él y su hermano, Tezcatlipoca, prepararon con la muerte de Cipactli.
Tonacatecuhtli entrega a sus cuatro hijos los huesos sagrados con los que se crearía la vida humana; son cuatro los intentos fallidos para la creación del hombre, los dioses decepcionados deciden poner al resguardo de Mictlantecuhtli los huesos preciosos. Sin embargo, Quetzalcóatl, no coincide con la idea de darse por vencido, él quiere realizar un último intento y para lograrlo tendrá que bajar a la “región de los muertos”, Mictlán, y buscar a Mictlantecuhtli para que él se los devuelva. Mictlantecuhtli pone una serie de pruebas que Quetzalcóatl deberá superar para que le sean cedidos los huesos. Quetzalcóatl sacrifica su vida por la última oportunidad de no fallar a la tarea que su padre Tonacatecuhtli le había dejado. A su salida de Mictlán, Mictlantecuhtli se arrepiente y pone una trampa que termina matando a uno de los dioses primigenios. A pesar de su muerte, Quetzalcóatl, resucita, resurge de las cenizas para cumplir la razón de su existencia. No se ha quebrantado su deseo y es quizá más fuerte su determinación. Con el polvo de los huesos sagrados y la sangre de su miembro viril es que logra crear a la quinta humanidad, la que permanecería. “Los merecidos por la penitencia” agradecen el sacrificio que su padre ha hecho por ellos, les ha dado una ciudad “Tollan”, les ha suministrado el sustento del maíz. Prohíbe los sacrificios humanos que hasta entonces se habían realizado; ya no son los hombres quienes han de sacrificarse, son los dioses quienes deben velar en todo momento por los intereses y necesidades de su pueblo. Pero la rivalidad entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl termina desahuciando a esta humanidad. Tezcatlipoca le pone una trampa a su hermano, lo embriaga con pulque y él cede a su condición humana violando todas las normas que él mismo había puesto, no encuentra ninguna excusa que explique su comportamiento, toda una vida de recato fue tirada a la basura en sola noche. Avergonzado y sintiéndose indigno de seguir gobernando, se exilia en una barca que parte hacia el hacia el horizonte y es elevada por las aves más hermosas. Quetzalcóatl se convierte en la estrella más brillante, Venus, que aparece a la caída de sol y anuncia el fin de la noche. Su pueblo se quedó, vive y duerme con la promesa de su regreso tatuada en su memoria, en su piel, en sus huesos. Aunque no ha caminado a nuestro lado como en aquellos tiempos gloriosos en que su ciudad fue la más grande del mundo, sí nos ve crecer a diario, sigue nuestros pasos como nosotros aún no perdemos los suyos y renace, vive y muere cada noche en un ciclo infinito para permanecer siempre cerca de su creación. Es el ojo de la noche, el más brillante, cuidando siempre, desde su partida, los sueños de los caídos que florecerán con él a su lado y esta vez para siempre. BIBLIOGRAFÍA Portilla, M. L. (1961). Los antiguos mexicanos. México D.F: Fondo de Cultura Económica. pp. 14- 40. Portilla, M. L. (1984). Literaturas de Mesoamérica. México D.F: Secretaría de Educación Pública. pp. 14- 74 Torres, Y. G. (1975). El culto a los astros entre los mexicas. México D.F: Secretaría de Educación Pública. pp. 1 - 114.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
PersonajesEspacio en donde los productos de la imaginación de los autores reclaman su autonomía y develan ante el lector las claves de su existencia. Archivos
Mayo 2015
Categorías
Todo
|