por Monserrat Acuña ![]() Europa es algo más que una zona territorial. Es algo más que una península de Asia que se empeña en ser un continente. Sobre todo si nos referimos a las letras; la historia del pensamiento letrado está ligada a ese espacio continental. La mayoría de los filósofos que han configurado nuestra manera de ver el mundo nacieron ahí, fueron allá o hablaron desde aquel lugar. Por ejemplo, Borges, descendiente de un inglés que llegó a la pampa, pasó sus primeros años de juventud en el viejo continente. Él en Qué son los clásicos juega sus cartas: lo que conocemos como clásicos está directamente relacionado con la configuración de una idea de nación, el canon está definido por un grupo de lectores encerrados en una biblioteca. En Lisboa todos hablan de Camões y Pessoa; no obstante, en Alemania pareciera más importante haber leído el Fausto que la Tabaquería. Ovejero añade un punto a la discusión actual: la globalización, la migración y otros factores han hecho que los escritores no pertenezcan a un lugar en la tierra; además de que la clara pérdida de la fe en las instituciones que caracteriza a la posmodernidad ha generado que los escritores no crean si quiera en la noción de nacionalidad. Por lo tanto, la pregunta no puede centrarse en ¿qué es Europa? En su lugar es necesario preguntarse por la pertinencia de hablar de Europa como un lugar unificado más allá de los tratados políticos ¿dónde comienza Europa? ¿Cuáles son los límites de Europa? Y ¿qué pasa con las letras que en un momento fueron fundadoras de naciones? Décadas antes el pensador judío francés George Steiner se aventuró a contestar estas preguntas; proponiendo que es posible definir Europa a través de cinco elementos. El primero de ellos es que Europa comienza donde se encuentra un lugar acogedor donde recitar poesía, Europa está compuesto por cafés. Desde los cafés de Lisboa donde Pessoa escribía a los cafés de Viena donde todos sabían en qué mesa se sentaba Freud; el café es una oficina a modo, donde por una copa de vino o una taza de café el escritor tiene un lugar cálido en donde puede guarecerse del frío y trabajar durante todo el día. El segundo elemento está relacionado con la idea de Europa como un lugar transitable por el pie humano: entre un poblado y otro hay la distancia que un hombre puede recorrer. El tercer elemento se relaciona también con las calles pero concibiendo a éstas como un resguardo para la memoria. En Europa las calles principales llevan el nombre de las grandes figuras de la historia del pensamiento. Francia es un país que no sólo condecora a mariscales y héroes de batalla, sino que pone el nombre de reputados profesores y poetas a sus avenidas. Un paseo por el barrio latino es un paseo por la Historia de la Literatura Clásica. Europa es un lugar con memoria. El cuarto elemento la configura como el lugar que posee dos cunas: Atenas y Jerusalén. Racionalidad y Fe, elementos que componen el talante de ése personaje que el propio Derrida llamó el judío griego. Además, Europa es por ello la continuidad de lo que Husserl denominó “el milagro griego”, que consistía en la interminable tarea de la búsqueda de la Verdad. El quinto rasgo es más lúgubre. Este se refiere a la consciencia de finitud que sólo Europa puede experimentar: es una civilización que habrá de caer. Es la cultura que se mantiene mientras piensa su final. La propia teleología del proyecto europeo no puede prescindir de la idea de extinción. Europa es un lugar que es y no es, que se recibe y se construye y que por ello está ligado al ejercicio del pensamiento que se permite volver sobre sí mismo. Termino este comentario con muchas más preguntas de las que advertía al comienzo, ¿qué será de los escritores europeos contemporáneos, es decir, aquellos que aparecen en los albores del siglo XXI? ¿Cuál es la Europa de nuestro tiempo? Los movimientos humanos, los medios electrónicos que permiten que el escritor se autopublique, la desaparición de las fronteras, la irrupción del islam en el territorio europeo como un eco del siglo once, quizá; los Mcdonalds ocupando locales que antes albergaban librerías en el Boulevard Saint Michel en el centro de París. ¿Qué lugar tendrá el lector en esta nueva Europa, considerando que existe algo así como Europa? Bibliografía sugerida:
2 Comentarios
6/4/2015 06:50:13 am
Me ha gustado muchola delimitación de un continente por sus fronteras etológicas y no geográficas. Me hace pensar que Inglaterra no es Europa y, sin embargo, que hay trocitos de Europa repartidos por toda Iberoamérica. Ya no soy tan extranjero al otro lado del charco.
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Josemi
19/4/2015 04:22:29 pm
Definitivamente, Europa comienza en los Pirineo.
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carta topográficaEsta sección es un espacio en el cual hablaremos de los paisajes y lugares que han visto acontecer el transitar de la Literatura. Ya sean lugares fantásticos creados por autores o ciudades emblemáticas que han sido el motivo perfecto para dar paso a una historia. No importa si es París, Dublín, Narnia o Comala, aquí habrá siempre un sitio para cualquier lugar. Archives
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