![]() Por Carla María Durán La playa fue hecha únicamente para ciertas personas. Quien encuentra la arena molesta no estaba destinado para la costa, quien ve en ella magia dorada y poco le importa si pica en la piel merece admirar el mar hasta hartarse. Todo aquel afortunado de gozar de la sal en el viento tiene su manera particular de estar en la playa. Lilus Kikus, la niña de piernas largas, la doctora de las moscas y la fruta, va a Acapulco para descubrir que sus ojos y su piel fueron hechos para sentir el sol y llenarse de agua azul. La playa fue hecha para ella, no es una extraña al paisaje, se entrelaza con él y se fascina al encontrarlo hermoso. “Es una niña de conchas y caracoles, de grandes golpes de agua, que dan en su rostro como puñados de lluvia.” (Poniatowska, 2009) En la playa, Lilus es feliz, no solamente porque se reconocen como creadas para conocerse y divertirse juntas, sino que también porque inusual cual ella es, encuentra su propia manera de vivir la costa. Porque la niña ante todo ha de comprender el mundo con sus ojos que lo revelan extraño. “No es de esas niñas que van a la playa con palas, toallas, baldes, moldecitos y trajes para cambiarse, que estropean el paisaje marino con todo su equipo de bestezuelas mimadas. Lilus se divierte con lo que encuentra en la playa, conchas, estrellas de mar, agua y arena... Y con esas cosas que el mar deja a la orilla, que parecen tan bellas, y que no son más que un trozo de madera esculpido por las olas.” (Poniatowska, 2009) Las cosas que hace Lilus, las hace sin fijarse en lo usual. Ella está viendo un Acapulco diferente al que ven las demás personas. No es un lugar para esforzarse por verse guapa ni para lucirse, eso llega por casualidad. La arena no está hecha para ser moldeada, está para dejarla resbalarse entre los dedos de los pies, para sentirla con las manos. El mar es un ser cambiante y bello que susurra todo el tiempo. Deja alegremente que el sol la tueste. Las conchas y las estrellas de mar son joyas finísimas. La playa es buen lugar para soñar. La niña conoce el mar sintiendo la libertad de besar cada grano de arena si esa fuera la extravagancia que hubiera deseado hacer porque ese escenario fue puesto para unos pocos. Al ser Lilus uno de los afortunados seres que puede estar en la playa sin quejarse del calor, de la arena adentro del traje de baño, o de la sal en el agua, se encuentra en un espacio hecho para que lo encontrara. Ahí, aun siendo Lilus la niñita extraña, en la playa puede hacer lo que le plazca. La playa no es para todos y Lilus no es para estar en cualquier lugar. Dos peculiaridades de la naturaleza se abrazan y se hacen sentir bienvenidas. Hay agrado entre Acapulco y Lilus, se conocen descubriendo que ninguna de las dos sigue patrones, definiéndose más como excepciones. La playa que no sabe gustarle a todo el mundo y la niña que no sabe jugar con muñecas se hacen una compañía en la que triunfa la alegría de estar juntas. Poniatowska, E. (1 de Julio de 2009). Scribd. Recuperado el 30 de Enero de 2015, de Lilus Kikus- Elena Poniatowska: http://es.scribd.com/doc/16974363/LILUS-KIKUS-ELENA-PONIATOWSKA
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carta topográficaEsta sección es un espacio en el cual hablaremos de los paisajes y lugares que han visto acontecer el transitar de la Literatura. Ya sean lugares fantásticos creados por autores o ciudades emblemáticas que han sido el motivo perfecto para dar paso a una historia. No importa si es París, Dublín, Narnia o Comala, aquí habrá siempre un sitio para cualquier lugar. Archives
Mayo 2015
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