Esa noche sentí el mismo sabor. El mismo olor a flores recién cortadas. Incienso. Murmullos de gato. Llantos de tortuga. El ataúd de roble y la camisa blanca. Sus párpados cerrados. Lo sentí otra vez, ahora con el hijo de mi tía, Paco. Los relojes suenan, es la misa de las diez… debemos arrepentirnos de todos nuestros pecados… ¿qué es el pecado? pedir perdón por cometerlos… No lo entiendo… alejarnos… seguramente el sacerdote no me perdonará… debemos alejarnos de esos pecados. El infierno debe estar en mi cuerpo, entre mis piernas. — ¿Ya se durmió? —Todavía no. — ¿Le diste las pastillas? —Sí, hace rato. — ¿Cuántas? —Las que el médico me dijo ¿Por qué, señora? —Ve por leche y pan, no quiero que se duerma con el estómago vacío. A mí nunca me dijeron que eso estaba mal. Yo qué iba a saber que besarse desnuda con un hombre iba a estar mal. Ya me había pasado una vez, con Julián. Desde chicos, cuando mi tía se iba, nos escondíamos en el armario y nos besábamos. Nadábamos desnudos en el río. Observaba su vuelo. Esbelto y firme, caía como una pluma al agua, provocando ondas, altas vibraciones que subían por mi cuerpo, hasta mis pequeños pechos. Durante cuatro años, nos vimos a escondidas. Siempre me llevaba pastel de calabaza y girasoles. Cuando Julián cumplió 14, le regalé una cámara profesional para que tomara fotos de los lugares por donde pasearíamos cuando fuéramos grandes. Un día, mi tía me vio acariciándole el cabello. Se llevó a Julián muy lejos, nunca supe a dónde. Conocí a hombres que me llevaron a hoteles de cinco estrellas y a restaurantes caros. Pero no era lo mismo. Necesitaba lazos. La unión entre los cuerpos que comparten parentesco. El día que nació Paco, supe que todo mejoraría. Cuando cumplió 18, lo llevé a unas albercas a festejar su cumpleaños. Su cuerpo era fuerte y penetrante, tenía la mirada áspera y los labios finos. Nos tocamos desde esa vez. Siempre le decía a mi hermana cualquier pretexto para estar conmigo. Lo esperaba en la noche, me acariciaba la cabellera larga que me cubría los pechos débiles, me decía que se sentía sucio, que un día todo iba a acabar, que la duda lo apresaba, que en la madrugaba soñaba conmigo y su deseo lo llevaría hasta dejarme vacía. Me dejaría vacía un día de estos sin importarle nada, me rasgaría el vestido, encontraría mi cuerpo. Dos noches después cumplió su deseo. A la mañana siguiente, desperté desnuda. Temblando. Paco había muerto. Lo encontré en el sillón cerca de mi cama. Mi pequeño Paco, el único hijo de mi hermana. La que dicen que es mi hermana. Todo mundo dice que es mi hermana, pero no lo creo, como tampoco creo que la madre de Julián fuera mi tía. A mí sólo me tomaron como a una muñeca, como a una esponja sucia y me llevaron a esa casa. Unas gentes que no recuerdo bien me pusieron en una casa donde me dijeron que una mujer alta y robusta iba a ser mi hermana y que la mujer rubia era mi tía. ¡No tengo hermanos! ¡No tengo! Es este llanto. Voces muertas. Esta lluvia. La lluvia que cae en el techo de la alcoba. Lo mismo que sentí cuando me dijeron que Julián se había casado y estaba muerto. Que a Paco lo habían matado, dicen que yo lo maté. El ataúd de roble. La camisa blanca. Sus párpados cerrados. Es este llanto. Voces vivas. Sé que mi hermana habló con alguien y le dijo lo que quería hacerme. La escuché después que le dijo a la empleada doméstica que se fuera. Quieren darme una sobredosis o veneno para rata. Que es mejor así. Ella entra, se sienta en mi cama, me da las pastillas o el veneno para rata que puso en la leche o en el pan y se va. Mi cuerpo en la cama. Es este llanto. Me dejaron vacía. Debe ser la santa absolución. ![]() Nayeli Rodríguez Reyes (San Felipe, Baja California, 1992). Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la Universidad Autónoma de Baja California. Ha publicado los libros de poesía El amor es rosa y su mitad es gris (Gíglico Ediciones, Tijuana, 2012) y Paroxismo (Pinos Alados, Mexicali, 2018). Obtuvo el segundo lugar del Premio Nacional al Estudiante Universitario “José Emilio Pacheco” en la categoría de poesía. Su trabajo literario se encuentra en Bicromato Flyer Literario, Revista Tijuana Poética, Simulacro Revista de Humanidades, La Poesía Alcanza para Todos, Bitácora de vuelos y en Ballenas en Hormigueros. Antología Hispanoamericana de Minificción (Editorial Ojo de Pez, 2014). Participó en el Programa literario de Sala de Lectura Cecut 31 Feria de Libro de Tijuana, 2013, en el III Y V Encuentro de Literatura Regional de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UABC (2013 y 2015) y en el IV Encuentro para Jóvenes Escritores Tinta Fresca 2018.
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