HombreHombre mazorca, hombre tierra, hombre viento corazón de fuego. Hombre que se ahorca, hombre que se entierra, hombre sin aliento, ¡hombre! La vida no es un juego. Mis razones La vida se resume en calles vacías, me pregunto porque nacemos para morir, morimos para nacer, luces que se esfuman, la plata se escurre, afuera busco atientas, el abismo no está afuera sino dentro, afuera miramos al cielo, adentro sólo recuerdos, espero que mis sueños me lleven allá donde ella es conquistada, no voy a resquebrajarme, estoy solito; la revolución apenas comienza. La muerteEn noches como ésta hurgo el cajón de reflexiones sobre el fin del hombre, la muerte. Muchos le temen, otros se burlan de ella, algunos la odian, unos la adoran, pocos la esquivan, otros la desean. Niños que temen, jóvenes que bailan con ella, los desolados la aborrecen, incrédulos que la adoran, los que huyen del mundo la desean. Eso sí, a todos les llega su hora. La muerte del toro atleta Joven atleta que enfrentó al toro bravío, el toro se lanzó intentando darle muerte, el joven desvío el ataque, lo tomó por los cuernos aprisionándolo contra el suelo, va el compañero presto-ayuda; clavó su espada, ¡pobre animal! Al carnicero lo llevaron, sabrosa pierna comí, mejor banquete se han dado las lombrices de esta tierra que habían esperado al joven atleta sepultado, murió de pena al ver al pobre animal destazado. ![]() Carlos Alberto de la Cruz Suárez es originario de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Realizó estudios de Maestría en Ciencias de la Educación, es actualmente Presidente Honorario de la Organización Mundial de Trovadores. Sus textos han sido publicados en diversas antologías internacionales.
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