GACETA LENGUAS Y LETRAS
  • INICIO
  • BELLAS LETRAS
    • ENTREGAS MENSUALES
  • ESCALETA
  • BELLAS LENGUAS
  • LETRAS ENTRE LIENZOS
    • CHARL-INK
    • CHIHUAHUA ANDRÓGINO
    • MOE-JOE
  • FACULTAD LENGUAS Y LETRAS
    • Profesores de literatura
    • Congreso Internacional de Estudios Literarios
  • CONTACTO

Vocación - Eduardo Oyervides

19/11/2017

1 Comentario

 
Me estoy tomando una Coca-cola en el estacionamiento del mini súper cuando se enciende la alarma. El grito de una mujer no mayor a los treinta años me asusta, me irrita, me aviva. Observo a un joven que fácil podría ser mi hijo salir a toda prisa del establecimiento con bolsas llenas de despensa. En el bolsillo trasero del pantalón asoma una pistola. Cuando el maldito ladrón dobla en la primera esquina a la derecha, termino de un trago mi Coca-cola y me pongo de pie: mi trabajo es atraparlo.

            Soy guarda de seguridad del mini súper desde hace más de veinte años y mi trabajo es atrapar a ese maldito ladrón. La chica del mostrador sale a gritarme: “¡qué está esperando, pinche flojo, se nos va con toda la venta del día!” En otras circunstancias me hubiera tomado varios minutos de mi valioso tiempo para explicarle con la tranquilidad que he cosechado en todos estos años de sentarme aquí a ver qué sale y qué entra, que no tiene por qué tratarme así, que somos compañeros y esos jodidos nos joden por igual, que el país es una mierda y etcétera. Pero me guardo la arenga para otro día y emprendo la persecución.

            En mi mente ya he hecho estas capturas hasta el cansancio. Llevo años deseando una oportunidad así: tengo bien medidas las calles, sé cuánto aire necesitan mis pulmones para correr y gritar ¡alto! al mismo tiempo, he practicado cómo desenvainar la macana -de ser necesario- viendo mi reflejo en la puerta de las cervezas; por las noches, cuando hay menos concurrencia, saco algunas cajas al estacionamiento y pienso que son ladrones-de-mierda: patadas, escupitajos, palabrotas, puñetazos que abren labios y mejillas de cartón; se podría decir que ninguna caja se me resiste pero sería exagerar ¿no?

            Todo iba de acuerdo al plan: doblé en la tercera cuadra a la derecha y luego dos más a la izquierda y le salí justo al paso. Tal cual está todo trazado en mi cabeza aquel tipo no se lo esperaba, me miró directo a los ojos e intentó disimular la mueca que suplicaba piedad. Todavía se daba el lujo de dudar de mi inteligencia. Le sonreí y meneé la cabeza diciendo que no, mano, no te vas a salir con la tuya. Me toqué la macana, sin albur, y comprendió. Echó a correr de nuevo. Y, aunque nadie me va a creer, como lo tenía previsto tropezó con los huacales llenos de jitomate de Don Sebas. Desde el suelo tomó uno y me lo lanzó (éste movimiento juro que no lo esperaba), lo esquivé. Las bolsas con despensa cayeron lejos, desparramando todo el contenido. Le salté encima. Aplasté su rostro con mi codo, las rodillas hacían presión sobre su pecho. Me suplicó que lo dejara libre, que no lo volvería a hacer. Este comentario dio paso al speech que he practicado en el baño del mini súper por más de diez años.

            Completamente inmovilizado escuchó todos mis consejos, las anécdotas de vidas que vi caer en la miseria, de personas inocentes que, por ladrones como él, se vieron envueltas en un peligro inminente y de algunas que perdieron la vida sólo por estar en el momento equivocado; le conté las ilusiones que tenía en la juventud, a su edad, y lo que sería su vida si seguía ese camino. En algún punto aflojó el cuerpo y dejé de hacer presión. La gente se reunió a nuestro alrededor y cuando terminé de hablar, aplaudió. Varias personas se secaban lágrimas o se abrazaban. Me incorporé frente al público y di las gracias como si estuviera en Bellas Artes. El ladronzuelo también se paró, se limpió la ropa y los ojos, había llorado, y saludó a la audiencia como si hubiera ganado un Oscar.

            La gente comenzó a dispersarse. El ladrón me dio un abrazo, dijo que había tocado fibras muy profundas en su ser, que se sentía bastante ligero y libre como el humo. Prometió cambiar. Estoy convencido de que tendrá un mejor futuro.

Nos estábamos despidiendo cuando apareció un señor entrajetado con cara de conducir la sección de espectáculos en el programa social matutino, su voz era tenue pero en pocas palabras nos dijo que buscaba talentos como nosotros. Dijo que mi monologo le fascinó, que lo dejó reflexionando sobre el sentido de la vida y otras moscas abstractas, decía que nuestro espectáculo era una forma de reapropiarse los espacios públicos y que le interesaba realizarnos algunas ofertas de trabajo. Nos felicitó, nos dio su tarjeta y dijo que nos esperaba mañana temprano en su oficina para hablar de negocios. Desapareció al instante.

            Adrián, como se llama el entonces ladrón, me acompañó al mini súper. Devolvimos la mercancía, dejé la macana y parte del uniforme, recogí mis cosas del casillero y renuncié. Me despedí de la chica de la caja mostrándole el dedo cordial: hasta la vista, pendeja. Adrián tomó una paleta y no la pagó. Ensayamos en mi casa toda la noche y hoy nos presentamos puntuales en la oficina del que ahora es nuestro manager. Es impresionante cómo cambió nuestra vida, encontramos nuestra vocación, y juro que esto no lo había previsto ni planeado. 

Picture
Eduardo Oyervides (Cuernavaca, 1993). Estudiante del séptimo semestre de la licenciatura en Letras hispánicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Fue becario por parte de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana en el curso de Creación Literaria Xalapa 2015. En ese mismo año crea con sus amigos el taller Guateque de letras. Ha asistido a diversos congresos nacionales para estudiantes de literatura y lingüística en la modalidad Creación Literaria/Cuento. Ha publicado las plaquettes de cuentos Despertar (Ediciones Zetina, 2014) y A deshora (2014), ganadora de la convocatoria Artefactos para jóvenes creadores del estado de Morelos, de Ediciones Simiente. Su libro El deseo obstinado resultó ganador de la convocatoria de publicación de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay en su emisión de 2017.

1 Comentario

El aire acondicionado susurra cosas terribles - Tres poemas de Aziz Córdova

15/11/2017

0 Comentarios

 

Minisplit’s blues



I
Estoy solo y el aire acondicionado susurra cosas terribles
que estoy solo, por ejemplo,
y lo que falta en este silencio es tu voz
y cómo tus ojos revolotean hiriendo estos versos
y cómo dices "se nos cae el cielo"
mientras lo que enuncias se desliza entre mis huesos
y me sumerge
y hay cierta paz
hubiera querido, aquella vez,
caminar la mitad de lo que caminamos
y luego la mitad de eso
y así sucesivamente
hasta romperle la matrix a la noche
y empolvar la acera con nuestros polvos
que se contemplan y se tocan y se hablan
con otras palabras lejos de estas
es lo que deseo, al final,
sobre tus labios o tu saliva o tu sexo
hacernos polvo
mientras me ves
fijamente
y te veo de vuelta
con la misma gravedad jolgórica de los que se saben acabados
y nos reímos tanto
de todo.
II
Estoy solo y el aire acondicionado susurra ciertas certezas
que estoy solo, por ejemplo,
y lo que falta en este vacío son tus labios o tu saliva o tu sexo
y el porqué revolotean esos ojos
cuando dices "el día se acaba y muero de pena"
y lo que enuncias decanta por mi cuello
y se sumerge junto a mí
y hay cierto silencio
hubiera querido, aquella vez,
caminar la mitad de lo que caminamos
y luego la mitad de eso
y así sucesivamente
en paz, diluidos en sosiego
hasta desembocar en la sombra de una esfinge desmayada
y empolvar la arena hechos polvo
deshechos en vida
por un deseo que al final,
no era más que el de ser vistos
y tocados
y enunciados por palabras extintas.
III
Estoy solo y el aire acondicionado balbucea obsesivamente el mismo ruido
que estoy solo, que estoy solo, que estoy solo, por ejemplo,
y que en este silencio no falta nada porque este silencio es más antiguo que nosotros
los que irrumpimos y profanamos con deseos y caminatas y miradas y caricias
y palabras floreadas atestadas de pájaros y vida
que rompen los cristales del silencio y pueblan de estruendo y de tormenta
las estancias donde no somos bienvenidos
estoy solo, estoy solo, estoy solo
pero hubiera querido, aquella vez,
secuestrar la noche
la fugacidad del gesto
y de las luces y tus manos
porque sospechaba la guerra que libramos
por atravesar el silente espacio
y mirarnos fijamente
y tocarnos tiernamente
y hablarnos
con palabras primigenias que nos devuelvan la memoria del germen y del agua,
de la tierra y las constelaciones
entre tanta hostilidad y hierro
es este deseo, al final,
la tenacidad de los labios y la saliva y el sexo,
de nuestros ojitos regocijados revoloteando retecontentos
en la incertidumbre del otro y la posibilidad de su presencia,
de nuestras manos ya mohínas por veinte años de demoledora espera,
de nosotros hechos polvo, en esencia,
habitando ecos,
rasguñando los resquicios de una humanidad apaleada
y aun así en una delirante, ancestral y bellísima batalla
contra todo lo que entrañe la muerte.

Dos pronombres imprecisos


 
Yo
            tras el alba
cuando el canto risueño del sol es
antes del incendio
 
Yo durante el día
cansado y ya
sin origen o destino
            desheredado
 
Yo
            sumido en la noche
            en la espumosa incertidumbre
 
Yo
el que ves
            no soy
confundo mis contornos
y pienso
            con algo de terror, cierto
que estos pasos los doy
                                   fuera de mí
y veo
a veces al espejo
en la estrella negra de tus ojos
una tromba que relampaguea sobre el faro
algo funesto y oscuro y repugnante
algo que exhala muerte
que violenta y desdibuja
algo que devora
 
y tú
            tras ningún velo
            tras el aire,
            purísimo cristal,
            inaccesible
            indescifrable
 
y tú
            que no sé cómo te sientes
            dónde te encuentras
            o si te pierdes
AHORA QUE TE VES TAN PINCHE BONITA CARGANDO GATOS A LA VERGA
ya, lo siento,   tenía    que escribirlo
aunque no sea yo
                        el que ves ahora
ni seas tú, tulipán, tumba de ensueños
                        a la que veo.

Ánimanimal


Nada, absolutamente nada
nada ya, un mar de nada
lo sacia nada
pero busca
busca implacable
entre tu amor cicuta
tu ancho amor vertido
tu ancho amor vestido
tu ancho amor guirnalda
entre ruinas de besos aguerridos busca
e inhala
pone entre tus piernas sus narices
e inhala y busca
hasta que es también tu carne
y tu cabello
y tu memoria
y la tristeza
y la gloria
donde busca
y muerde
y bebe
y se sepulta
y tu mano
consciente de que no existo
avanza
nada ya en un mar de nada
reconoce amablemente ese cabello
y toca
a mí
redibuja mis contornos
¿de dónde viene este impulso,
por qué hay en sus huellas un ardor primigenio,
hasta dónde pueden extenderse las penas,
cuántos siglos llevaremos la saliva del otro?
y tu risa
esa clara, prístina guisa
de explicarme las cosas:
no hay otra respuesta
salvo seguir buscando.

Picture
Aziz Córdova (Agua Prieta, Sonora. 1995): Estudiante de Literaturas Hispánicas por la Universidad de Sonora. Ha participado en eventos literarios como Floricanto,Horas de Junio, Foro CHL (Festival de primavera), el primer y segundo Encuentro Multiexpresivo Andante, entre otros. Cofundador del colectivo ahhcguard dedicado a promover la literatura y su creación en el noreste de Sonora, director del fanzine Mónica Lewinsky que pugna en pos de la comunidad estudiantil y su reforzamiento.

0 Comentarios

Tres minificciones - Ángel Godínez Serrano

15/11/2017

0 Comentarios

 

Suicidio cuántico

—Ahora mismo existe un universo en el que no se conoce ni el deterioro ni la
muerte, y ahí también estás tú, quizá pensando qué harás con tu vida inmortal —le
susurré sin que me pudiera escuchar. Él siguió leyendo como si mis palabras
fueran ficción; no dejaba de apuntarle a la cabeza—. Quizá dejas de existir en un
universo, pero en muchos otros continúas con vida.
No quitó la mirada de la hoja en ningún momento, y cuando el disparo retumbó
por los aires, destruyéndole el cráneo, la inercia de sus movimientos no le
alcanzó para terminar de leer la palabra por complet...



Cotidianeidad


Julio jalaba tras de sí a su pequeño hijo entre el tumulto matutino del metro.
Estación tras estación se convencía de que la ciudad era inhabitable y con el paso
del tiempo la gente se iría deshumanizando más y más. Salió del vagón entre
empujones de extraños que no volvería a ver en su vida. Intempestivamente dejó
de sentir la pequeña manita de su niño. Entró en pánico. Su angustia lo llevó a
pensar en lo que tendría que decir al llegar a casa con las manos vacías. Respiró
hondo, contó hasta diez, y tras relajarse, pensó en sus opciones. Halló la solución.
Estiró el brazo entre la multitud, tomó bruscamente otra manita del mismo tamaño
que la de su pequeño, jaló de ella con fuerza y siguió su camino hasta ahogarse
entre el bullicio.



Consecuencias


Ayer le dije que la amaba tan profundamente que temió caer en esa profundidad y
no poder salir jamás. Tener que aprender a hacer fuego con piedras (esperando
que no estuviesen húmedas). Recorrer a solas un terreno no explorado, recurrir a
la caza de la fauna que allí habita. Encontrar castillos sin dueño, a oscuras, y
habitarlos fantasmagóricamente. Buscar recursos y distinguir las vallas venenosas
de las comestibles. Domesticar a algo parecido a un can, darle un nombre tierno.
Volver a ser instinto, quizá volver a ser bestial. Refugiarse de los peligros
nocturnos en las copas de los árboles. Trazar historias de las historias en las
cuevas, abrazados —ella y su can— por el fuego. Hallar en su voz algo cercano a
lo humano. Dejar pasado y presente, porque el tiempo ya no existe y sólo quedan
los días sin noches. Señalar al sol y pensar que eso es Dios. Encarnar la
humanidad paso a paso y con la piel más viva que nunca. Saber que la existencia
plena es ser un sistema nervioso que habita una realidad, y nada más.
Ayer le dije que la amaba tan profundamente. Hoy huyó hacía otra profundidad.

Picture

0 Comentarios

    Gaceta
    ​FLL

    Este es un medio de difusión. Cada autor es propietario de los derechos de su obra.

    Archivos

    Febrero 2019
    Enero 2019
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Noviembre 2017

    Categorías

    Todos
    Calaverita
    Crónica
    Cuento
    Ensayo
    Goosebumps
    Minificción
    Miscelánea
    Nuestros Muertos
    Poesía
    Reseña
    Reseña

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.
  • INICIO
  • BELLAS LETRAS
    • ENTREGAS MENSUALES
  • ESCALETA
  • BELLAS LENGUAS
  • LETRAS ENTRE LIENZOS
    • CHARL-INK
    • CHIHUAHUA ANDRÓGINO
    • MOE-JOE
  • FACULTAD LENGUAS Y LETRAS
    • Profesores de literatura
    • Congreso Internacional de Estudios Literarios
  • CONTACTO